Publicado no Diario La República – Montevideo-Uruguay
Martes 25 de febrero de 2014 | Montevideo – Uruguay
Publicado el 25/2/2014 – 7:00
La tensa situación que se vive en Venezuela se puede analizar desde diversos planos: la crisis aislada de un país o la crisis dentro de un marco global.
El politólogo Moniz Bandeira, autor del libro La Segunda Guerra Fría, al ser consultado por los acontecimientos de estos días en Venezuela, indicó que estos son un producto de la misma estrategia aplicada en los países de Eurasia, en la llamada “primavera árabe” y en Ucrania. Según Moniz, autor de más de 20 libros sobre las relaciones de los Estados Unidos con América Latina y ahora con Europa y Asia, existe un esquema en Washington para subvertir los regímenes, que fue perfeccionado desde el gobierno de George W. Bush, y comienza con el entrenamiento de agentes provocadores.
Según el analista, que ha sido colaborador de LA REPÚBLICA y de La Onda digital, esos agentes infiltrados organizan manifestaciones pacíficas, de acuerdo a las instrucciones del profesor Gene Sharp, en el libro From Dictatorship to Democracy, traducido a 24 idiomas y distribuido por la CIA y por las fundaciones y ONGs. El objetivo es inducir a los gobiernos a reaccionar, violentamente, y así poder ser acusados de excesos en la represión de las manifestaciones y de violar los derechos humanos, etc., lo que lleva a justificar la rebelión armada, financiada y equipada desde el exterior.
Se apunta, según Moniz Bandeira, a socavar la estabilidad y la fuerza económica, política y militar de un Estado sin recurrir al uso de la fuerza por medio de la insurrección, pero provocando violentas medidas. Se trata de lo que el coronel David Galula definió como “cold war revolutionary”, es decir, actividades de insurgencia que se mantienen, la mayor parte del tiempo, dentro de la legalidad, sin recurrir a la violencia.
El autor de la Segunda Guerra Fría recuerda que este cuadro político sucedió en Serbia, en Ucrania, en Georgia y en otros países, por acciones de la Freedom House y otras ONG norteamericanas. Esta política está siendo aplicada en Venezuela y, seguramente, intentan aplicarla en Brasil con los black block, asegura, alarmado por la perspectiva.
La garantía de este análisis está en que Moniz Bandeira no es un simple gritón antiimperialista, sino que es reconocido en el mundo entero por sus estudios realizados con profundidad sobre la política exterior de Estados Unidos.
Es, además, un profesor distinguido por Itamaraty, a la vez que goza de afecto y de prestigio por parte de la presidenta Dilma y del ex presidente Lula, entre otros dirigentes políticos de su país.
Esta hipótesis de trabajo sería bueno que fuera considerada con atención por la izquierda latinoamericana, en estos momentos en que Venezuela cruje, Brasil no sale del impacto de las manifestaciones de las clases medias y que en nuestro Uruguay un día nos levantamos y comenzamos a sospechar que los ocho mil contenedores de basura incendiados pueden ser fruto del crimen organizado.
Por todo esto, doña Soledad, póngase un poco a pensar, aunque más no sea para concluir que la tesis de Moniz Bandeira es incorrecta.